
Pasarela
anorexia

Nunca
pensé que podría caer tan bajo. Jamás creí que me rebozaría de esta manera
en el lodo. Sé que mi reputación, si es que alguna vez la he tenido, está en
juego, pero no tengo más remedio que ser sincero y confesar un pecado más
negro que el armario ropero de Johnny Cash: ayer vi 'Aquí hay
tomate' y me gustó. No todo, ni mucho menos, pero sí uno de sus
reportajes, una pieza breve y directa que desnudaba de forma magistral el
patético mundo de la moda.
Calculo que duraría poco más o menos tres minutos, pero rozó la perfección.
En el guión no sobraba una sola palabra. Las imágenes mostraban
chicas
esqueléticas desfilando, modelos huesudas entre bambalinas y
declaraciones de modistos y responsables de la Pasarela Cibeles. Todo
ensamblado en un montaje impecable, con sentido del ritmo, donde se
aportaban datos y se valoraba correctamente la información. Me tragué sin
respirar esa pequeña obra maestra del periodismo televisivo de sobremesa.
La
anorexia es una enfermedad muy grave y el mundo de la moda se ha convertido
en uno de los principales difusores del mal. Para denunciar esta historia
los del 'Tomate' tuvieron suficiente con alrededor de 180 segundos (otros
hubieran necesitado 60 minutos). Y no les hizo falta nada más, ni una frase,
ni una imagen, para hacerme llegar su mensaje. En el reportaje pude ver
modelos que medían 1,81 metros, pesaban 52 kilos y usaban una talla 34.
Huesos y
pellejos. Ojos que se salían de las cavidades orbitales.
Piernas y brazos de alambre, cuellos que no tenían trapecios a los que
agarrarse, glúteos transparentes. "Si aumentásemos de talla nos quedaríamos
sin trabajo",
"te exigen estar extremadamente delgada", confesaban
dos de las chicas. "Exijo que no se emita", gruñía por toda respuesta uno de
los "proxenetas" mientras vigilaba de reojo su mercancía.
Me
pareció entender que se trataba de una pieza creada por el equipo de 'Aquí
hay tomate' a partir de un reportaje de 'El buscador de historias'. Después
de ver ayer ese minúsculo y eficaz trabajo sobre la anorexia y la moda
comprendí que muchas ideas, y mucha gente con talento, son confinadas cada
día en las catacumbas de las cadenas y permanecen esclavas de las audiencias
y sus hipotecas,
rehenes de la telebasura.
Ánimo.
Javier
Pérez de Albéniz. El Mundo.es. 21-02-2006
|
|