UN PASADO, UN PRESENTE Y UN FUTURO

NEREA GONZÁLEZ POLVOROSA

 

H

ace unos 400 años en un lugar de La Mancha nació un hidalgo llamado don Quijote, gran lector y apegado a los libros,  que un buen día decidió salir en busca de lo que nunca nadie había encontrado. Muchos le tomaban por un pobre hombre loco, sin remedio, pero, ¿por qué no un valiente que ante todo luchaba por sus ideales y sus sueños sin temer lo que se le podría cruzar por el camino?

Es sabido que su singular idealismo le llevó a vivir en un mundo de fantasías donde sólo había lugar para un ambiente caballeresco: gigantes, batallones, damas secuestradas... algo que él debía eliminar ya que más allá de su querida Dulcinea se encontraba la libertad, la igualdad... de todo el mundo. Algo que él siempre quiso reflejar y enseñar “sábete, Sancho, que no es buen hombre más que otro si no hace más que otro.” (capítulo XVIII / primera parte).

 Aunque era hombre de buena fe, su sabiduría estaba totalmente empapada de ese irrealismo que le cegaba. Necesitaba un apoyo, alguien que le posara los pies en el suelo. Ese era Sancho.

En muchas ocasiones don Quijote le tomó  por un cobarde que no sabía enfrentarse a los enemigos “...que no estas cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí...” (capítulo VIII / primera parte) pero verdaderamente Sancho no era cobarde, simplemente se guiaba de su sentido común y no creía, al principio por lo menos, más que en lo que sus ojos le mostraban.

En la fantasía de don Quijote Sancho era su escudero pero en el fondo se trataba de la conciencia realista que le faltaba en su interior, como si se le hubiera salido de dentro y caminará a su lado. Sabemos que en muchas ocasiones no le hizo demasiado caso pero gracias a él don Quijote acabó recuperando su cordura.

Estos dos históricos personajes son como dos caras de la misma moneda, dos partes del mismo cerebro, lámpara y bombilla, martillo y clavo...recíprocamente necesarios.  ¿Qué hubiera sido de don Quijote sin Sancho?, ¿Hubiera recuperado Don Quijote la cordura? y ¿Sancho seguiría hundido en un mundo materialista?, nunca sabremos realmente qué hubiera sucedido, siempre habrá un hueco que sólo se llenará de meras suposiciones.

 

Pero, ¿cuántos Sanchos y Quijotes encontramos hoy en día que no han tenido la suerte de encontrar una pareja adecuada que les estabilice? Todas nuestras mentes deberían estar parcialmente empapadas de Sancho y don Quijote, para que de esta manera ante diferentes situaciones reaccionáramos adecuadamente. Por ejemplo, si un joven decidiese dejar de comer para que no hubiera hambre en el mundo seguramente su parte Quijotesca le invitaría a realizarlo mientras que  Sancho se lo impediría para que no se muriese de hambre y para que viera que eso es algo imposible, pero la fusión de ambas tendencias impulsaría  al joven a realizar diferentes actividades para  ayudar a personas necesitadas.

 Pero no todo es como debería  ser. Indudablemente hubo, hay y habrá a lo largo de la historia muchos personajes únicamente invadidos de uno de estos dos simpáticos personajes que en ocasiones, al igual que Don quijote, no han hecho daño a nadie. Ahí siguen todos esos Quijotes como los voluntarios que viajan a países pobres  con el único objetivo de establecer la igualdad en todo el mundo o todos los ganadores de un premio Nobel de la paz por su gran esfuerzo para que se respeten los derechos humanos. Su labor, aunque es necesaria, es casi imposible de lograr porque hay muchos Sanchos que únicamente piensan en el poder y el dinero.