La excesiva lectura de novelas de caballería trastorna a un hombre de la Mancha.

 

Un hombre nacido en la  Mancha enloquece por el uso abusivo de la lectura de novelas de caballería imaginando ser caballero.

I.E.S. MUNGIA        JANIRE

 

Un hidalgo noble del más bajo rango, que vive en un lugar de la Mancha y ronda los cincuenta abandona todas sus aficiones y solo se dedica a leer. A causa de estas lecturas perdió el juicio y decidió recorrer el mundo buscando aventuras como caballero. Para ello reformó una antigua armadura limpiándola y atándole al casco cartones con forma de visera para reforzarla. Resultó ser tan poco resistente que con unos golpes de espada se

partió, así que le introdujo unos hierros para fortalecerla. Terminada ya su armadura fue en busca de su único caballo para ponerle un nombre. Después de mucho meditar le llamo Rocinante puesto que aparte de ser todo piel y huesos ya no era tan joven como antes. Finalmente este hidalgo se denominó Don Quijote de la Mancha para honrar a su patria y a su enamorada la llamó Dulcinea de Toboso porque era donde ella nació.