Los intentos de Don Quijote por demostrar su valentía
vuelven a ser infructuosos ayer en la Mancha
Tras haber tenido Sancho un encontronazo con unos hombres
del pueblo de la posada en la cual se habían alojado, Quijote se excuso
diciendo que una ley de caballería le impedía ayudarle porque además estaba
encantado por fantasmas.
Sancho sintiéndose defraudado por su amo, expreso su deseo
de volver a casa, pero Don Quijote le convenció y se quedo con él, por lo tanto
siguieron su camino a través de las llanuras castellanas.
De pronto Quijote avisto una polvareda a lo lejos. Éste
estaba convencido de que se trataba de dos ejércitos dispuestos a enfrentarse
el uno contra el otro.
Se lo advirtió a Sancho pero este al mirar y fijarse
en las polvaredas se dio cuenta de que tan solo se trataba de dos rebaños de
ovejas y sus respectivos pastores.
Aun asÍ Quijote seguÍa con las ideas fijas y no
Sancho y don Quijote descansando
después de una de sus aventuras
hizo caso a Sancho. Entonces monto a Rocinante y se dirigió
hacia los supuestos ejércitos, con el fin de ayudar a uno de ellos.
Pero la respuesta de los pastores al ver que un hombre
montado en un caballo iba a atacarles fue empezar a tirar piedras contra el
Quijote y su caballo, hiriéndole así, en una costilla y dándole unas cuantas
pedradas en los dientes. Esto hace que
Quijote caiga de su caballo al suelo y los pastores le den por muerto cuando
ven que no se mueve. Sancho se acercó a su amo intentando ayudarle y este le
pidió que comprobara que no se le habían caído los dientes, entonces Sancho se
acercó demasiado a la boca de su amo y éste le vomitó en su cara, tras esto,
Sancho no pudo contenerse y también vomitó.
Después de este acontecimiento los dos, cansados se dan
cuenta de que han perdido sus alforjas y no les queda nada.
Ya desesperados Quijote le pide por segunda vez a Sancho que
compruebe su dentadura y al ver que no tenía ni un solo diente Sancho le
preguntó cuantos dientes tenia antes de lo ocurrido porque ahora no le quedaba
ninguno, entonces Quijote le dice que solo le quedaban cinco.
Totalmente desanimados terminan por irse en busca de un
refugio para pasar la noche, ya que no tenían ni agua ni comida.
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Sheila Fernández y Janire Loizaga
(4ºE IES
ZORROZA)